lunes, diciembre 17, 2007

color naranja





Ella entró en el marco
y desató la furia.
El río embraveció su rostro,
y golpearon oleajes de espuma en las murallas
y la luna tiñó de naranjos matices su mirada
y la luz se hizo sombras de chorreados,
y aun de mí, tus ojos, fogoneados de naranja,
no podrán ni el pincel ni sus matices ni tus Evas,
arrancar del lienzo y los absurdos
ni una mueca de olvido,
ni un adiós ni un no te quiero.
El río planchó su cara.
La luna,
la luna finalmente
devolvió la luz prestada.
El dueño del pincel entró en el marco
y entonces: entonces fue tan solo un hombre
buscando una quimera.