viernes, abril 14, 2006

la vida en samping




Desconozco la etimología de la palabra samping y no me he informado si se escribe correctamente así, pero en aras de escribir como se escucha se me ocurre descomponerla en su raíz Sam ( que seguramente viene de algún descendiente del Tío) y Ping… a lo que yo agrego pong…en virtud de la acción de saltar como pelotita de uno u otro extremo sin parar sin solución de red que la detenga, en la actitud de no interrumpirse, de no centrarse en la observación mas de tres o cuatro segundos. Entonces estará garantizado el fracaso del proceso de pensamiento, no hay observación posible de una idea con la acción observada, no hay procesamiento ni noción de disfrute, no hay compromiso con el otro, una atrofia general de los sentidos nos invade en una inconciencia forzada, cambiar, cambiar, cambiar es la consigna, como buscando en esa libertad de opciones cuanto más variada, el escape a quedar preso de la idea, como si un mensaje subliminal y virósico nos acechara en el contenido de los medios y buscar el mensaje equivaldría a detenernos. Como si el crecimiento estuviera en proporción directa al escapismo. Yo me pregunto si el Ombú de las pampas o la fronda del Nogal grandilocuente en su longeva adultez de mas de tres siglos, ni veinte ni treinta años , ni aun ochenta. Trescientos, cuatrocientos años detenido ahí, tejiendo raíces subterráneas de pié, acumulando intempérias experiencias no son más que suficiente ejemplo de lo que significa crecer y perdurar.
Cierto que vivir y transcurrir no nos da derecho a presumir ( la cita es de Eladia Blázquez) pero no menos cierto es que como el Nogal que bien honra la vida, nosotros, estos disconformes evolucionados seres del siglo XXl deberíamos decidir detenernos, tan solo un poco y si se quiere: Parar la pelota, levantar el mentón y mirar al compañero que entra al área para ver si entre dos es mas fácil jugar en equipo que solos.