Silencios
En todo silencio se amontona
una alcoba vacía de sermones
un rincón poblado de reproches
una mesa vacante de botellas
desnudas. Desnudas y en la cama,
las paginas de un libro sin renglones,
mamarracho de luto y disimulo.
En todo silencio se amontonan
las ganas de todos los sentidos
consentidos y un capricho hostil
buscando un cuarto, un aposento
una morada, donde no estar tan solo,
donde tender pañuelos
para enjuagar a diario.
En todo silencio se amontona
el enano rebelde que juega a ser gigante
que duerme, de rodillas, contra el pecho,
tan enrollado al fleco de la manta
que ni el frió de adentro pueda salir del cuero.
Es que todo silencio es en resumen
una demencia invicta amontonando pausas
para seguir aullando.