domingo, marzo 17, 2013

GSUSA



Cuando menguó el efecto del clonazepam, Gesusa , se preguntó en vos alta donde estaba, aún con la lengua adormecida y el alma anesteciada, sentía frío. A medio desvestir sobre la cama del hotel reclamó a sus manos ciegas reconocer una cobija que la arrope. Todo era desconocido y siniestro. No recordaba bien como habia llegado a ese lugar ni con quien, lejanamente fue aflorando el recuerdo, desordenado y en reversa; el auto detenido en la farmacia, ella urgando en la guantera :papeles tarjetas de tel,psicofármacos, él comprando una caja de condones, su cabello gris, su porte erecto y su caminar pausado, casi indiferente, los jardines del hotel, su sueño profundo, su dejarse abandonar en la butaca de alta gama, los dedos de él humedeciendo sus labios, los pasillos de la villa del monte, la vieja reclamandole la deuda de la última dosis de pasta, los perros ladrando, más pasillos, un laberinto de pasillos sin luz ni sombras, caras sin rostro, voces sin nombre, la ruta, una invitación a subir al auto abriendole la puerta desde adentro, sus tacos chuecos y raidos, sus jeans sucios su pelo desprolijo y enredado. El infierno de noche no cierra. Abierto, siempre abierto a curiosos habidos de estímulo y sexo barato. Una propuesta de él y un sí por respuesta, luces y más luces. Su voz mintiendo veinte años ; corrigiendose en silencio a si misma en su mentira.
cuanto? , le preguntó él mientras templaba el agua de la ducha, que me quieras… pensó, cincuenta le contestó desesperanzada.