sábado, abril 24, 2010

Siamo fuori


Ya no vuelvas me dijo,

tragandose la pasta del dentífrico,
(y un fálico cepillo de dientes
le ocupaba la boca.)

No se si dijo acoso ocaso o acaso
pero sono a boca llena de desgano.
Era la primera neblina de ese invierno
que cocinaba crudos frios.


Ella me hizo favores no lo niego,
de esos que curan cuero y alma
y un hilo de saliva verde le chorreaba
como baba de beba que bebe
por la comisura izquierda de sus labios.


Y sabia que no quería irme.
pero antes de escuchar el ruido del portazo
vi volar mi ropa y mis zapatos
por la puerta antes que mi sombra.


De que sirvio doblar la apuesta?
De que las calas y las lumbres?
yo quería quererla y ella:
tan solo fui un cliente que no paga.
Un peregrino que no reza,
un voto en la urna equivocada.


Solo quedo en su casa con vitrales
una presto-barba que ella me compró
y ese cepillo de dientes en su boca que era mío.