jueves, enero 18, 2007

Para brindar


Por Fedra

Todavía nos queda un sol por inventar
y una nueva teoría del deseo, otros labios
que dirán nuestro nombre como nunca,
sin el óxido ingrato
ni los líquenes fieros del exilio.
Entonces
no será tan difícil vivír con los espejos
ni con la biografía , tan estricta y perversa
como el duro guardián de un internado.

Ahora llueve y las calles
escupen su rencor en nuestras ventanas,
y sabemos que el mundo tiene el color
desnudo de los sueños , el peso de una duda,
el sabor de un limón azucarado.

Todavía nos quedan vidas que malgastar
y una niebla de voces nos sigue donde vamos,
borrasca cotidiana que atraviesa
el frío corazón de los que huyen
porque nada les ata.

Cuando muera en nuestros labios el puente a la ternura
y el último refugio sea al fin clausurado,
cuando todos los rostros anuncien el invierno
y los mapas no evoquen viajes sin retorno,
cuando el frío se sepa de memoria nuestros pasos,
ese día

destrozaremos la costumbre que nos amarra a algún orden,
las certezas que otros pretendan imponernos,
y ahí estaremos
inventando el mundo una vez más.

Ana