jueves, septiembre 18, 2008

03:52





Sos mi último verbo,
tambien mañana mi primer enigma
y sin embargo, la duda,
como si raspara un hueso
pelando carne
donde nada queda que roer.
Tendré que acostumbrarme
a la prudencia de los ángeles,
mientras me divorcio
de este hábito de andar
buscando el sol, entre tinieblas