Tiempo perdido
Busco en el baúl de mi memoria el tiempo perdido, no puedo hallarlo. Sin éxito, escarbo entre los usos horarios en cada latitud y en toda la longitud del círculo del tiempo y no encuentro un borrador, ni un manuscrito, ni un chorreado de tinta ni de lágrimas mojadas por la lluvia, ni puesto a secar sus manchas de mate derramado. Como el aroma de un perfume que se esparció en el ambiente de su frasco destapado, así se evaporó. Solo queda de aquel tiempo una nostalgia por venir, algo parecido a un hueso cruzado en la faringe. Un recuerdo dibujado con puntos suspensivos, como una sucesión de instantes. Un acuclillado signo de interrogación se despereza anestesiando sudores de parto, duda, se asoma como germen en el surco, cegado por el sol que lo despierta y lo fatiga. Asoma y muere.
Enciendo un cigarrillo, otro tras otro, y todo se consume ceniza y humo, corto placer y grande el daño.
Hay un pájaro que canta tres notas nocturnas en mi puerta y no amanece.