viernes, septiembre 26, 2008

La revelación ( ó Punto de Fuga)





Largas son las noches de la espera, de ventana en ventana, acechando hacia fuera, esperando el sol que libertario aleje la presencia del verdugo.
Mil pasos, el pasillo, el portal y los jardines, la reja y más allá la libertad; afueras de calles y veredas que estaban allí antes que él, antes que su desdichada suerte, antes que el castigo y la indolora transparencia del letargo; sopor de fármacos azules.
Entró la daga; como entra por la ventana la claridad pálida del sol en la alborada y un torrente de luz le iluminó los ojos y vio el pasillo el portal y los jardines y los mil pasos mil veces recontados. Y su infancia feliz en la vereda y el asombro, el alivio, el deseo cumplido, la disculpa, la calma y la revancha. Y su vejez aun inexplorada se le mostró mientras llamaban las campanas. Y vio su vida entera aun la que restaba inconclusa pero escrita, pasar frente a sus ojos como una proyección traslúcida.
Secó sus lágrimas, creyó en la predicción aquella que le diera largos años a la línea de su mano. Tocó su cuello y sintió un resbaloso y denso fluir de su magenta plasma, sintió el espanto de saber que de su mano la vida terminaba y pensó: …”esa era mi vida”...y le entraron ganas de salvarla.

año 4 d de M



Ella dejo un zapato de cristal en retirada,
un exiguo soplo de anhelo donde la luz
de un fósforo no alienta fogatas ni aquelarres.
Aluneció; y el espejo fue verbo reinventando
cacofónicos poemas. Ella buscaba inútilmente
encontrar detrás del reflejo,
al autor de su asombro y su sorpresa.
El adivinó en sus ojos todas las respuestas
y la vio cumplida y satisfecha.
Ella, la otra, la que la sostenía,
había puesto todo lo que tenía en sus alforjas
algo tendría que nacer al fin y al cabo.