Un poema de Alina Diaconú
Hace 3 meses.
Comencé removiendo escombros, a pala y pico un refugio donde atrincherarme. Un canal en busca de mi mismo, ahí, donde mi olfato perdió el rastro de mis huesos. …Y me encontré, un día me di cuenta que era tan solo un Juan de los Palotes y que aún estaba vivo. Entonces entendí que debajo de mis huesos la tierra siempre espera paciente incluir en ella una semilla . Entrá, cambia la yerba, tengo unos leños encendidos con la pava al costado esperando tu visita; tomas unos mates?
Quiero tu gemido quejumbroso,
ahora que el sol está muriendo;
no me humilles...
No me pidas amor que sabes que no tengo,
Solo me queda este estertor de orgasmo
Y un simulacro de muerte
Que puja desde adentro
Casi casi un niño,
Casi muerto.
Publicadas por
Horacio Fioriello
a la/s
2:20 a. m.
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