jueves, febrero 25, 2010

Cenizas quedan






Era su luna de miel.Quien puede suponer a tres meses de casarse que una luna de miel termine arrebatada por una lluvia de alcohol y fuego?

Nadie vio nada, pero todos magullaban comentarios hirientes por lo bajo. Ellos eran callejeros.Cuando la periodista le acerco el micrófono a la anciana vecina, cara de arpía, esta dejo un enjundioso e insidioso comentario que reforzaba con gestos intrigantes, nada tenia para decir que pudiera ser sostenido sin incurrir en falsedad. El fuego apagaba su vida, joven y signada por las perdidas y las llamas. Ella, ya no podía contradecir ni ratificar los dichos de su marido, estaba muriendo, su cuerpo quemaba en toda la superficie de su piel, una pelea, una discusión, gritos, llamaradas.

Él tenía los antebrazos quemados y los sueños incendiados, ambos ardían por fuera y se ahogaban por dentro. Nadie vio nada. Pero los gritos de la discusión alborotaron la imaginación de los vecinos y de los perros que olían el dolor en el humo; ladrándole a la razón que se perdía en una nube de carne chamuscada por el horror. No siempre perros ladran implica cabalgar en blando.

Ellos se casaron hace tres meses, ella murió por las quemaduras, él no asistió a su entierro, de todos los fuegos que el amor enciende, hay uno, que lo apaga para siempre.

2 comentarios:

dèbora hadaza dijo...

oh que triste historia!

carmen dijo...

Dura y real por desgracia. No entiendo el maltrato hacia el ser humano. Hay personas que nacen, crecen,mueren sin haber sabido que significa exactamente "la vida".

Un abrazo Horacio