Un poema de Alina Diaconú
Hace 3 meses.
Comencé removiendo escombros, a pala y pico un refugio donde atrincherarme. Un canal en busca de mi mismo, ahí, donde mi olfato perdió el rastro de mis huesos. …Y me encontré, un día me di cuenta que era tan solo un Juan de los Palotes y que aún estaba vivo. Entonces entendí que debajo de mis huesos la tierra siempre espera paciente incluir en ella una semilla . Entrá, cambia la yerba, tengo unos leños encendidos con la pava al costado esperando tu visita; tomas unos mates?
Hora de migrar.
Otras serán las alas en progenie
que anuncien despedidas estivales.
Tampoco seremos los mismos;
menos humanos, más aves de algún modo,
ensayando un último aleteo.
.
Publicadas por
Horacio Fioriello
a la/s
1:36 p. m.
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