jueves, enero 17, 2008

Enmienda de luto




Ahora que de arriba me apedrean
mendrugos quemados de intemperie,
no me da derecho a morderte el sueño
ni una miga de amor que caiga de tu plato.
En esta noche aciaga de sabanas quemadas
y fantasmas borrachos de ponzoña
no quiero tu tristeza, ni una lagrima, ni una.
No vengas a mi entierro. Ya esta paga la flor
y el luto y la vieja plañidera,
con cada amanecer que he despertado
pensando que valía la pena estarse vivo;
que valía la sangre que me quieras.
Todo nace buscándose un final, un termino
y un coto, donde posar su sombra y su sollozo.
En esta noche aciaga de sabanas quemadas
y fantasmas borrachos de ponzoña
tengo el miedo a perderte cortándome las sienes.
No pido que me pidas que me quede;
por que nunca es menos eterna la mentira
cuando el tiempo atropella los finales.
Tengo estos tristes versos que dejarte
ahora que la noche redobla temporales,
ahora que los árboles descalzos
se humillan derrumbándose en la calle.

4 comentarios:

dèbora hadaza dijo...

"porque nunca es menos eterna la mentira"

"ahora que los árboles descalzos
se humillan derrumbandose en la calle"

Q buenas frases señor, que buen poema!!

abrazote!

viruta dijo...

a estas horas, usted debería estar oxigenando sus pulmones de alquitrán para poder inflar los globos pastel perlados, y apagar todas las velitas...

mandarlo en cana yo?

de ninguna manera!

Maria Ines dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Maria Ines dijo...

Horacio:
Es tan grande
a veces, la desolación
que retumba en el alma
como un tambor pletórico de desparpajo,
con una desfachatez
tristona y lacerante,
que derriba barreras
para penetrar en el punto más sensible de la espiritualidad...

Y si es cierto que hoy cumples tus años te mando mis cariños...