lunes, julio 07, 2008

A donde la memoria?




Gracias Dolina por dejar el epigrafe y la huella!


Horacio: Hay lugar pa´ un recuerdo? ( Alejandro Dolina)


Somos una pila de recuerdos ocupando tanto espacio que a veces ya no queda lugar para uno nuevo. Toda nuestra vida amontonando memorias, y para que? ya no tenemos lugar para ninguna. Es hora de empezar a sacar a la vereda aquello que ocupa espacio inútilmente.
Algunas veces, el recuerdo todavía no es recuerdo, es decir, se está gestando, por que aún es presente y no tiene la antigüedad suficiente como para llamarse recuerdo, entonces, que es? …uno le hace un lugarcito, le va preparando un espacio, en la memoria, o ahí donde van los recuerdos (esos que ya son realmente y axiomáticamente recuerdos), ese baúl, ese archivo, o ese espacio sin fondo donde se apilan unos tras otros.
Ahora bien, uno no se acuerda de todo en la vida, hay cosas que pasaron por intrascendentes o poco importantes, como un muestrario de colores de pinturería ojeados con rapidez. Otros en cambio, ya antes de pasar a ser un recuerdo podemos percibirlos como un suceso importante en nuestra vida, algo que será digno de marcar el almanaque, de anotarlo como un día realmente digno de haber sido vivido, algo, en verdad memorable.
Yo me pregunto: a donde van los recuerdos olvidados? Donde se ocultan, donde se zanjan o sepultan los recuerdos que uno no quiere recordar?. Sera que hay en la memoria una “papelera” que se encarga de hacerlos flecos? O permanecen hidalgos y planchaditos como borradores a espera de mejor uso? Y como presas de amnesia selectiva uno va dándoles involuntariamente el lugar que queda en el desván? …
Demasiadas preguntas y pocas respuestas… Dice El pequeño Larousse a cerca de la palabra recuerdo: “impresión que conserva la memoria de una impresión anterior. Entonces uno dice: de que asombrarse… si es el espejo en que hace tanto que uno no se mira? Tenemos una gran capacidad para conservar imágenes en nuestra memoria, de rostros a los que el tiempo no ha osado tocar con su acción corrosiva, como si se tratara de un retrato de Dorian Gray, siguen siendo por fuera tan impecablemente hermosas como antaño…y a veces, otras en cambio, tan borrosas que cuando nos queremos acordar (válgame la redundancia) ya son tan distintas que asusta la diferencia. Claro que no solo un rostro, también un hecho puede ser removido al presente por un objeto, desde los abismos más cenagosos del recuerdo, los objetos tienen la potestad de ser poderosos evocadores de recuerdos, y obviamente cuanto más antiguos mas historia y más memoria evocan.
Y si, somos eso, tal vez una pila de recuerdos, tal vez también podamos decir de nosotros que somos tanto como podamos recordar…ay! entonces de aquel hombre cuya memoria sea indicador de su estatura, por que algunas vidas serian insignificantemente pequeñas a la hora de negarse a recordarlas…
Así, también las cicatrices son perpetuos tatuajes de las secuelas que la vida va dejando y aun hechas costumbre a los ojos a verlas, no digo a mirar, solo a verlas; están ahí presentes como un indicativo del pasado.
Por que los recuerdos son eso al fin de cuentas, esos protagonistas mudos, abstractos o concretos de un pasado que se agarra al presente a través de un soplo interior; nuestra memoria.
Y así, rostros y objetos, cicatrices y palabras van urdiendo la trama de nuestros recuerdos y siempre hay tras ellos una madeja de sentimientos que se desovilla.
Así mismo el amor cuando termina, como un retrato descolorido y ajado por el tiempo, conservara los tintes que nuestro afecto quiera a su modo hacer sobresalir del marco de ese cuadro.Dependera de donde pongamos hoy la luz,para que mañana sea el ayer, retocado por la memoria y no por el olvido.
Con el transcurso del tiempo, nuestra ligera lucidez se encargara de ir esfumando, borrando, difuminando, desvaneciendo los detalles hasta que solo quede de la imagen una agrisada sombra apenas reconocible, apenas un contorno, allí, donde debería estar nuestro pasado.

2 comentarios:

Jorgelina Mandarina dijo...

Creo que uno pierde la necesidad de recordar aquellas cosas que supone superar.
Hasta que algo, alguien, actua de cachetada a la realidad y te das cuenta de que siempre estuvo ahi. Siempre. sin importar los comos, los cuandos, todo se remonta a ese instante en el que el recuerdo y uno se topan cara a cara.Y esa, sin importar lo que se diga, esa, es la realidad.

dèbora hadaza dijo...

Hace dìas que abro y cierro tu blog, el tema me era incomodo, adivinaba que leerlo me causarìa tristeza, ganas de esconderme, y de llorar.

Sabes? tengo muy buena memoria, tengo la mala suerte de acordarme de muchas cosas, de muchas gente y de ver como a travez del tiempo me vuelvo olvido para ellos. Sì es la maldicion de Funes, quien no puede olvidar esta condenado a ser totalmente olvidable.

t quiero