martes, octubre 13, 2009

las migas y las sobras



No sin asombro vuelvo a las comunes cosas

Prólogo de una felicidad secreta
más cercana a la nada que a todo en absoluto.


Baja sus parpados el sol
y ya la noche , que es ciega,
y atroz como la sombra, a tientas,
penetra el túnel de la magia y de las llaves,
donde soñar es vivir y vivir
es el reflejo de un espejo que todo lo retuerce


La noche es elocuente
y el instante, un árido metal
que cuelga de la inhabitable bóveda
como un péndulo o una espada
que intima una pregunta miserable
(fatalmente las llaves otra vez)
y esta ignorancia íntima de saber
que acaso ser, es no ser nada



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