Un poema de Alina Diaconú
Hace 3 meses.
Comencé removiendo escombros, a pala y pico un refugio donde atrincherarme. Un canal en busca de mi mismo, ahí, donde mi olfato perdió el rastro de mis huesos. …Y me encontré, un día me di cuenta que era tan solo un Juan de los Palotes y que aún estaba vivo. Entonces entendí que debajo de mis huesos la tierra siempre espera paciente incluir en ella una semilla . Entrá, cambia la yerba, tengo unos leños encendidos con la pava al costado esperando tu visita; tomas unos mates?
Te amo desde el filo
desde el borde,
desde el límite feroz
de la cordura,
que amenaza con marcharse.
Desde la penumbra de esta lucidez en llamas
y hasta el acantilado en que la razón
cae al vació,
sin abrir las alas .
Publicadas por
Horacio Fioriello
a la/s
11:57 p. m.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario