domingo, agosto 13, 2006




Por Juan de los Palotes

(I)


<todo podéis concederlo, deseo que sea mi esposa...>>
(y al no atreverse a decir <>, dijo sólo
<<...tan parecida a esta ebúrnea mujer como serlo pueda>>).
Comprendió Venus, presente en su fiesta, qué estaba pidiendo
súplica tal, y en presagio de su voluntad favorable
tres veces hizo la llama crecer y elevarse en el aire.
Cuando volvió Pigmalión, corre a ver de su niña la estatua
y sobre el lecho acostado la besa: ¡diríase tibia!




Tanto golpeó tu cincel en mi garganta
que dio vos a mis cuerdas en jadeo
y mi oración fue un ruego que despertó a Venus,
que conmovió a la diosa y mi deseo, puso en mi piel ebúrnea
sanguinolentos pliegues, irguió mis senos y en mis pezones,
¡dirías tibio! el néctar que amamantar podrían.
Y se inflamo en mi pecho tres veces esa flama que agigantó el deseo.





(II)


Él entonces, atónito, teme, aunque alegre, engañarse
y una vez y otra repite amoroso, palpando, sus preces:
¡era un cuerpo! Su dedo las toca y palpitan sus venas.
Entonces el héroe de Pafos pronuncia solemnes palabras,
gracias da a Venus y labios al cabo no falsos sus labios
apresan y siente, turbada, la blanca doncella los besos
que se le dan y enrojece y alzando a sus ojos los suyos
con timidez, a la vez que el cielo, distingue a su amante.




Tanto acaricio tu cincel mi cuerpo-piedra
que desafié a los dioses , me hice carne,
entre mortales me atreví , transgredí umbrales ,
encendí la lámpara de Psique y entonces:
Te vi. Miserias .Solo miserias.
Es hora que lo sepas; no fuiste lo que yo esperaba.
Al verte,( creador de placer en mis entrañas),
se apagaron mis ansias. Un frío de muerte
petrificó mi alma. Y me sentí ilusa en la ilusión
que desnudó tu imagen.
Desengaño.
Es hora que el mundo sepa la verdadera historia.
Yo solo soy la obra de un artista que supo enamorarme
con sus manos. Que me creo en perfección,
que dio a mis formas la acabada lindeza de una diosa,
renuncie a la eternidad y me hice carne
para ver el rostro de quien supo erguirme.
Desengaño.
al ver tu entorno y tus contornos con sorpresa
elegí prorrogarme .
En piedra, vagabundea mi alma
en la frieza del amor en desencanto.
Y el frio filo del cincel hoy es el arma
que me sume en la muerte y en el espanto.

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