Un poema de Alina Diaconú
Hace 3 meses.
Comencé removiendo escombros, a pala y pico un refugio donde atrincherarme. Un canal en busca de mi mismo, ahí, donde mi olfato perdió el rastro de mis huesos. …Y me encontré, un día me di cuenta que era tan solo un Juan de los Palotes y que aún estaba vivo. Entonces entendí que debajo de mis huesos la tierra siempre espera paciente incluir en ella una semilla . Entrá, cambia la yerba, tengo unos leños encendidos con la pava al costado esperando tu visita; tomas unos mates?
Publicadas por
Horacio Fioriello
a la/s
1:35 p. m.
2 comentarios:
Te amo mi amor. Orgullosa de estar a tu lado, y como Gardel, cada vez, escribís mejor. Un lujo que seas mi amante, mi compañía, mi guía, mi inspiración, el aire que respiro, tu brazo mi almohada.
Los amores prohibidos son la muerte misma. No sirven nada más que para sentirse vivos y morir a cada instante. Morir y resucitar con la soga al cuello ad infinitum. Seres inmortales con la carne hecha jirones y el dolor intrínseco de los músculos deshechos por el esfuerzo. Dicen los culpables que es el castigo que otorgan como venganza los mismísimos dioses: primigénios pecadores.
Publicar un comentario