sábado, enero 25, 2014

Sinsemillas



...dame una flor, me pediste
y corte la primavera para llevarte un ramo
y un sol de hielo te brillo en los ojos.
(No es suficiente frotar la lámpara
cuando abundan in certezas)
Entonces tu risa ausente anhelaba otro aroma;
el que emana una flor hecha piedra
como yo, como nosotros.

H.F.

2 comentarios:

Horacio Fioriello dijo...

Te amo mi amor. Orgullosa de estar a tu lado, y como Gardel, cada vez, escribís mejor. Un lujo que seas mi amante, mi compañía, mi guía, mi inspiración, el aire que respiro, tu brazo mi almohada.

viruta dijo...

Los amores prohibidos son la muerte misma. No sirven nada más que para sentirse vivos y morir a cada instante. Morir y resucitar con la soga al cuello ad infinitum. Seres inmortales con la carne hecha jirones y el dolor intrínseco de los músculos deshechos por el esfuerzo. Dicen los culpables que es el castigo que otorgan como venganza los mismísimos dioses: primigénios pecadores.